Nutrición, Sueño y Ejercicio: El Trío Perfecto para una Piel Radiante
La piel refleja el estado de nuestra salud y el cuidarnos por dentro hará que esta luzca más bonita y joven durante mucho más tiempo. ¡Haz que tus cremas pasen a ser un simple complemento para el cuidado de tu piel!
9/26/20243 min read


¿Por qué es importante cuidar nuestra piel?
La piel es nuestro órgano más grande y, a menudo, el que más se expone a factores externos como el sol, la contaminación y el estrés. Por eso, es crucial atender sus necesidades a través de una buena alimentación, un descanso adecuado y ejercicio regular. Estos tres elementos no solo contribuyen a la salud general del cuerpo, sino que también son fundamentales para mantener una piel radiante y saludable.
Beneficios de una buena alimentación
Una dieta equilibrada llena de frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables tiene un impacto directo en nuestra piel. Nutrientes como las vitaminas A, C y E, así como los ácidos grasos omega-3 ayudan a combatir el daño celular y la inflamación. Esto es algo que yo tuve que aprender a la fuerza tras ver que todos mis problemas de acné adulto resolvieron tras el diagnóstico de la celiaquía, cuando retiré por completo el gluten de la dieta y fuí consciente de que tenía que comenzar a comer mejor para paliar toda la sintomatología que esta produce.
Algunos alimentos como las bayas, son ricos en antioxidantes que protegen la piel del estrés oxidativo, añadiéndolos en tu dieta serán tu grandes aliados para que tu piel se vea luminosa y con mejor aspecto por más tiempo.
Asimismo, la ingesta suficiente de agua mantiene la piel hidratada, previniendo la aparición de arrugas y dándole un aspecto más fresco.
Importancia del descanso
El sueño es otro aliado clave en nuestra rutina de cuidado de la piel. Durante la noche, nuestro cuerpo realiza procesos de reparación y regeneración. Cuando no dormimos lo suficiente, se pueden observar efectos inmediatos en la piel, como ojeras, palidez y una mayor visibilidad de líneas de expresión. Un descanso adecuado, de al menos siete horas cada noche, permite que la piel se recupere y se mantenga firme y luminosa.
Por el momento y como muchas personas sigo suspendiendo en este paso, pero si es cierto que con una cena ligera y apartando el móvil de mi alcance un rato antes de irme a dormir sigo haciendo progresos.
El ejercicio y su efecto en la piel
El ejercicio regular también desempeña un papel muy importante en la salud de la piel. Cuando nos ejercitamos, aumentamos la circulación sanguínea, lo que ayuda a llevar nutrientes y oxígeno a las células de la piel. Además, el sudor actúa como una forma de limpieza, eliminando impurezas y células muertas. Esto puede resultar en una piel más clara y suave. Además, el ejercicio ayuda a reducir el estrés, quien a menudo es un culpable en la aparición de problemas cutáneos como el acné, la rosácea y otras patologías.
A mi me costó recuperar el hábito puesto que al comenzar a emprender cometí el error de invertir todas mis energías en ello y por supuesto, acabó pasándome factura. Cuando comencé de nuevo con el deporte me costó mucho encontrar la fórmula para ser constante y por tanto conseguir los resultados que quería.
Comencé realizando tan sólo 10min de ejercicio a diario, alternando diferentes cosas como cardio, fuerza, yoga... tras un tiempo de adaptación (créeme que picaba ponerme y las agujetas no me gustaban nada) y casi sin darme cuenta acabé por realizar 30´ de ejercicio al día , un hábito que tras varios años ya no he dejado y para el que siempre encuentro un poco de tiempo.
Construyendo una rutina personalizada
Pensar en una buena alimentación, descanso y ejercicio como un trío vital puede ser la clave para cuidar nuestra piel a largo plazo, la rutina cosmética puede variar pero esto debería mantenerse en el tiempo. Cada uno de estos factores tiene su propio conjunto de beneficios, pero juntos pueden maximizar los resultados.
Piensa en cómo puedes combinar estos elementos en tu rutina diaria: tal vez incorporando un batido lleno de antioxidantes por la mañana, un paseo al aire libre en la tarde y asegurándote de sufrir un buen descanso por la noche o dándote algún momento de paz durante el día.
Conclusión
En resumen, cuidar de nuestra piel no se trata solo de cremas y productos tópicos. La clave está en una alimentación adecuada, ciclos de sueño reparadores y ejercicio regular. Si prestamos atención a estos aspectos, veremos cómo nuestra piel comienza a brillar desde el interior. Una piel saludable es, sin duda, un reflejo de nuestra salud general, así que ¡empecemos hoy mismo a promover hábitos que beneficien tanto a nuestro cuerpo como a nuestra piel!
Fotografía: freepik


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